Las causas y los efectos
Después del éxito arrollador de su estupenda Nader y Simin, una separación, que le valió el reconocimiento mundial de la crítica al ganar más de 80 premios internacionales, incluído el de Mejor película de habla no inglesa en la ceremonia de entrega de los Premios Oscar el año 2012, el director iraní Asghar Farhadi regresó a las salas de cine el año 2013 con Le passé, cinta de habla francesa y rodada en París, en dónde su director, al no hablar el idioma, se radicó por un período de dos años con el fin de adaptar al francés su guión escrito en su lengua natal.
Al igual que en su anterior película, en Le passé Farhadi vuelve a mostrar su magistral habilidad para desarrollar guiones ambientados en la intimidad, dentro del microcosmos que representa un núcleo familiar, en que cada personaje cumple un fin, por específico que sea, para contar historias cargadas de profundidad emocional, en donde el contexto es protagonista y los personajes destacan por su tridimensionalidad.
Ahmad (Ali Mosaffa), vuelve a París luego de cuatro años, con el aparentemente simple propósito de firmar el divorcio con Marie (Bérénice Bejo), quien necesita realizar este trámite con el fin de casarse con su nueva pareja, Samir (interpretado por un contundente Tahar Rahim). Con esta excusa el director y guionista persa comienza a desarrollar una trama narrada de forma deliberadamente pausada, lo que si bien para algunos puede aburrir hasta la desesperación, acostumbrados al cine muchas veces descerebrado, en dónde lo importante pareciera ser mantener al espectador en un constante estado de alerta a punta de un masivo bombardeo visual y sonoro a base de explosiones, gritos y bandas sonoras ensordecedoras, le otorga el ritmo necesario para poder profundizar a cabalidad en los personajes y sus motivaciones.
Y es que este es un cine de interpretación, sobrio, dónde lo que importa es el guión y la actuación, en donde la banda sonora juega un papel terciario y el escenario cumple una función meramente de decorado, todo, claro está, con el objetivo de que el espectador se concentre en lo que realmente le importa a su realizador. Estamos en presencia de un cine honesto, que no pretende recurrir al efectismo emocional ni a la lágrima fácil con el fin de manipular al público a sacar una conclusión única y definitiva sobre lo que acaba de ver. Es un cine que tiene conciencia de sí mismo, que entiende que lo importante es narrar, generar más interrogantes que respuestas, tal como en la vida real, con total ausencia de maniqueísmo, en dónde todos y cada uno de los personajes tiene su propia motivación para hacer lo que hace.
Le passé trata a cada uno de sus personajes con un respeto increíble. Si bien existen protagonistas y secundarios, incluso éstos, aunque aparezcan poco, tienen algo que decir. Y es que en la vida real no existe esta división. Todos somos protagonistas de nuestras propias vidas y secundarios en las de los otros, todas nuestras vidas están entrelazadas de una forma u otra, y los actos de uno, por pequeños que sean, inevitablemente afectarán a alguien más.
Farhadi nos presenta así, al igual que en su película anterior, una historia sobre las consecuencias trágicas e imprevisibles de nuestros actos, en donde el presente no puede desentenderse del pasado, pues lo que vivimos día a día es la consecuencia ineludible del ayer, y las causas de lo que sea que nos depare el mañana.
Título: Le passé (El pasado)
Director: Asghar Farhadi
Guión: Asghar Farhadi
Duración: 130 min.
Duración: 130 min.
Año: 2013
País: Irán
País: Irán
Nota: 8/10
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