Fiscalía de Chile, la película.
Jorge (Daniel Candia) es un hombre común y corriente de la clase trabajadora, que una noche cualquiera, mientras se dirige al negocio del barrio a comprar algunas cosas para el cumpleaños de su hijo, es abordado por un grupo de delincuentes del sector, quienes luego de pedirle unas monedas e intimidarlo, proceden a asaltarlo, robándole su billetera y los utensilios que usa para tratar la diabetes que lo afecta. Su hijo (Ariel Mateluna), en un intento por recuperar lo que le han robado a su padre, termina internado tres meses en el hospital con una herida de bala, y el Kalule (Daniel Antivilo), el ladrón que lo hirió, con 541 días de presidio menor en su grado medio, luego de aceptar responsabilidad en un procedimiento abreviado.
Esa es la premisa con la que comienza Matar a un Hombre, tercer largometraje del director chillanejo Alejandro Fernández Almendras, selección oficial de Chile para representar al país en los premios Óscar 2015, una cinta que no es la típica película sobre venganza que ya hemos visto en innumerables ocasiones, sino una que aborda de manera bastante ilustrativa el conflicto entre el deber ser y el ser, entre lo normativo y lo fáctico.
En las escuelas de derecho se enseña desde temprano que en un estado moderno, la autotutela, o la potestad de las personas para defender sus propios intereses contra terceros mediante la violencia, es algo que se ha suprimido en pos de instaurar la heterotutela, sistema en que es un tercero, en este caso el Estado, el único dueño del derecho a ejercer legítimamente actos coercitivos para imponer sanciones con miras de solucionar conflictos que puedan surgir entre particulares.
¿La razón?, permitir la autotutela sería, ni más ni menos, que permitir que impere en la sociedad la ley del más fuerte. En derecho penal esto va más allá incluso, pues las víctimas ni siquiera tienen la facultad de ejercer la acción penal en contra de sus victimarios, pues esta sólo la puede ejercer un organismo autónomo llamado Ministerio Público. ¿El motivo?, un delito en última instancia no se comete en contra de alguien en particular, sino que en contra de toda la sociedad, por lo que es ésta la que se opone al antisocial, que al cometer un acto delictual atenta contra las reglas del estado de derecho en su totalidad.
Lo anterior es lo normativo, el ámbito del deber ser, que es el plano en el que funciona toda la teoría del derecho en el mundo, o como ya diría el fallecido profesor de Derecho Penal Enrique Cury, "pura poesía".
En los hechos, en lo fáctico, en el plano de como son verdaderamente las cosas, en el ser, la ley del más fuerte es la única ley existente, adquiriendo la fuerza el nombre que se desee: poder, dinero, influencias, fuerza bruta, inteligencia, etc.
¿Qué ocurre cuando esas instituciones, que son el orgullo de los llamados estados modernos, son ineficaces?, ocurre lo que todo hombre con dos huevos bien puestos, y que realmente se precie de tal, hace cuando los suyos están amenazados: da cara, se pasa el estado de derecho por las nalgas y toma la justicia por sus manos.
Ahora, a diferencia de muchas películas sobre venganza, en ésta el clímax se da en el segundo acto, permitiendo abordar las consecuencias sicológicas en la mente del protagonista. Así, Matar a un Hombre se hace cargo de sí misma y aborda el cuadro completo, el antes, durante y después, lo que se ve reflejado en el notorio cambio de estilo entre ambas mitades de la cinta, demostrando el dominio de su realizador del lenguaje y técnicas cinematográficas, filmando largos planos secuencias con pleno dominio sobre ellos.
Este filme destila calidad y dedicación por todos lados, lo que se ve reflejado en un guión preparado con bastante minuciosidad en cuanto a la jerga y actividades legales, en contraste con otras producciones nacionales sobre crimen (nota aparte: recordar la serie Prófugos, y su visión completamente distorsionada de las relaciones entre policías y fiscales). Lo anterior le otorga una verosimilitud y realismo notable a la cinta, que hace recordar las antiguas películas neorrealistas italianas, en cuanto a los personajes, su contexto, la cotideanidad de sus vidas y la ausencia de situaciones forzadas.
Por último, la fotografía, la música y el mismo montaje reflejan haber sido elaborados a conciencia, aportando cada apartado lo suyo en justa medida, dando como resultado una película bien sobria en lo formal, lo que permite apreciar, via contraste, de mejor manera el fondo mismo de la trama, perturbadora e incómoda de presenciar en muchas ocasiones, narrando una verdadera pesadilla en vida, completamente conectada con lo que todos los díad puede verse en cualquier tribunal penal de este país.
Título: Matar a un Hombre
Director: Alejandro Fernández Almendras
Guión: Alejandro Fernández Almendras
Duración: 82 min.
Año: 2014
País: Chile
Idioma: Castellano
Nota: 7/10